Hace uno
llegó una oferta de trabajo en la universidad para ser la asistente de la
señora que administra la oficina de pasantías de la universidad, la oficina que
le ayuda a los estudiantes a buscar trabajo. Mandé un correo, mandé mi CV, me
llamaron, entrevistaron por teléfono y después me dijeron que no.
Ok.
El día
que llegué a NJ me volvieron a llamar para decirme que habían decidido que SÍ
les servía, que SÍ me necesitaban y que SI porfa trabajaba 10 horas para ellos.
Ahora
soy una asistonta, 10 horas a la semana soy “Maria la colombiana”.
10
horas a la semana no tengo que pensar en bicicletas, tesis, profesores,
análisis de modelos, estadísica, encuestras, cartografía… nada de eso. Me
limito a contestar teléfonos, a reprogramar agendas, a administrar registros de
estudiantes y a imprimir cuanta cosa mi jefa necesite.
10
horas a la semana que pueden sonar tediosas pero para mí son una completa
vacación. No tengo que pensar, sólo seguir instrucciones, mi vida se vuelve
simple 10 horas a la semana.
Sería
chévere encontrar un trabajo en el mundo real así: 30 horas retorciéndome el
cerebro y 10 horas apagarlo y seguir instrucciones, cual hormiga obrera.
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