Y después de estar en la puerta de ser Decana, me veo a un cacho de quedarme sin trabajo, o de renunciar, o de hacer que alguien más se quede sin trabajo.
Muchas serpientes en el camino quieren dañarme el caminado.
Pero yo no me voy a dejar.
Ayer fue un día de muchas lágrimas. Encerrarme en la oficina a llorar. Buscarme en medio de la nada a gritar y maldecir.
Hoy fue un día de decisiones fuertes, de buscar la cara de los que me quieren hacer caer, de demostrar de qué estoy hecha, y de sonreír porque yo puedo ser zafada y brocha, pero antes que cualquier otra cosa, soy honesta.
Y con eso creo que puedo sobrevivir en un mundo de viejas serpientes conocidas.